La ansiedad, junto con la depresión es quizás uno de los malestares más generales que como seres humanos suele acompañarnos en algunos momentos de nuestra vida.
La ansiedad es ese fantasma que no podemos ver pero que en muchas ocasiones nos acompaña. Normalmente su presencia suele ser negada o tristemente, normalizada.
La aparición de la ansiedad es incomoda y en poco tiempo su intensidad es tal, que el malestar es casi insoportable. Lo doloroso radica en que nadie puede verla y en ocasiones sentimos que no tenemos derecho ni razones para sentirla y dejar que nos venza. Sin embargo, está ahí. Aparece en esa sensación de ahogo cuando tu pensamiento no deja de dar vueltas sobre eso que te atormenta. Cuando parece que todo esta en calma y ese fantasma te da una bofetada. Incluso cuando intentas entrar en el refugio que supone el sueño, la ansiedad te despierta, te aterra.
Normalmente suele ir asociada a algún acontecimiento o periodo vital, los cuales pueden variar, problemas familiares, laborales, enfermedades. Nadie está a salvo de que en fantasma de la ansiedad se le presente. Sin embargo, mediante terapia y pautas si es posible hacer que este se desvanezca. Además, desde ese momento contarás con ciertas herramientas que te ayudaran a ahuyentarlo cuando en otras circunstancias, la ansiedad se vuelva asomar a tu vida.
La experiencia como psicóloga me ha demostrado que lo más importante es que al expresar que sientes ansiedad, alguien este a tu lado y te crea. Desde nuestro vínculo trataremos de hacer que seas capaz de disminuir esta ansiedad. Su disminución te ayudara a pausar esa activación que la ansiedad genera tanto física como mentalmente, lo cual la hace doblemente paralizante.
T.O.C
